Libertad que esclaviza…
Tal es el caso del <<aborto provocado>>. Y es común escuchar que -nadie quiere el aborto- incluso quienes están a favor lo postulan, argumentando que el aborto es un recurso que beneficia a la mujer brindándole una mayor “autonomía reproductiva” cuando en el fondo el <<aborto provocado>> es un mecanismo barato, remunerador y fácil para evadir la responsabilidad de generar políticas públicas que realmente beneficien a una mujer embarazada y le permitan tomar una decisión verdaderamente libre sobre su maternidad.
Negar y quitar la vida a un ser humano solamente porque se encuentra indefenso, por no estar dentro de los planes, porque es apenas una célula, y/o porque es portador de alguna enfermedad: es una injusticia; quien apoya las injusticias: retrocede.
Con el aborto provocado no solamente se pierde una vida, se pierde también la libertad, pues nos esclaviza al sufrimiento moral, psicológico y físico. Se pierde el respeto a la mujer fomentando un comportamiento machista de irresponsabilidad y se resta trascendencia al amor que debe reinar en un acto coital.
Promover la vida no consiste en criminalizar ni juzgar a la mujer que aborta, sino en brindarle consuelo y esperanza. Promover la vida significa elevar la dignidad de la mujer. Promover la vida implica un crecimiento en humanidad que defienda la justicia y proteja a los débiles. Promover la vida es -querer-querer- a los demás contribuyendo en su felicidad. Promover la vida consiste en apostar por la maravillosa vocación a la que el ser humano está llamado: el AMOR.
Virginia Arana Ruiz (miembro de OBCIFA)
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